septiembre 03, 2008

El Juego del Ángel

Me he dado cuenta que cuando leo un libro, una novela, puedo desconectarme del mundo, de mi alrededor, de mi vida, y en mi mente sólo pasan las imágenes que las palabras impresas traen a mi imaginación. Cuando leo una buen libro se me mete dentro y se me agarra con fuerza a mi Corazón y a mi Alma, y todo lo que me rodea, mi cotidianidad empieza a transformarse en una parte de la novela. Mis sueños –los que consigo recordar- siempre están relacionados con esa historia que me acompaña en cada momento de mi día y de mi noche.
Pero en lo que más me afecta es en mi estado de ánimo, estoy feliz, o triste, o preocupada, o cansada según lo esté el protagonista de la novela, o el personaje con el que más me relaciono.
Me parece increíble que un escritor pueda salir de su cuerpo y meterse en el de tantos otros personajes a los que da una realidad tan abrumadora que a mi me produce sentirme otra persona. Palabra tras palabra, frase tras frase me voy introduciendo en un mundo que no es el mío pero en el que mi alma se queda atrapada cada vez que abro las páginas encuadernadas y con una vista rápida busco lo último que había leído.
Así, cada momento del día que tengo unos minutos para mí, un descanso del trabajo, el trayecto de autobús, antes de irme a dormir, me convierto en otra persona, salgo de mi propio cuerpo y empiezo a sentir lo que aquellas palabras me describen una tras otra sin más salida que seguir leyendo hasta acabar las páginas y terminar con la historia, por unos días mi propia historia.
Y lo mejor es que me encanta sentir todo esto, abandonar mi cuerpo y mi mente a aventuras que nunca viviré, a paisajes que nunca veré y que en ese momento siento tan cercanas como mi propia realidad.

No hay comentarios: